viernes, 31 de julio de 2009

Sabor amargo.

Con sabor amargo me viene la vida
que pasa de día a noche sin avisar si
pueda o no detenerse, pues los deseos
de un ocaso permanente pueden
dominar el tiempo al igual como
se vive la eternidad en un largo
beso francés
que cuando acaba
las manecillas
vuelven a correr.

Ver la partida de un conocido,
escuchar el llanto de un niño,
limpiar sus lágrimas,
levantar al caído...
mi boca se llena de hiel.

Darse cuenta que el cielo es azul para
todos como verdes son los pastos
vistos de todas perspectivas.

Con sabor amargo me viene este
sentir mientras capa por capa retiras
los bloques de mi pasado.

Envolviéndote de remembranzas
que se impregnan en el aire
y se adhieren a las gotas
de sudor que caen por tu frente.
O como panfletos repartas
mis cartas de amor
a mujeres de una o varias noches
que entre gorgojeos las letras
de esos papeles se diluyen
ahogadas en secresiones
carentes de sentido.

No me quito la amargura de mi boca.

Los recuerdos son estatuas de marfíl.

lunes, 27 de julio de 2009

Dicen.


Dicen que la Luna está menguando y la verdad no les creo.
No les creo cuando hipnotizados funden su mirada al cielo y cobijada entre estrellas la luna se asoma, despreocupada, mirándonos con un aire de grandeza; el mismo aire frío que a los poetas con trazas de mendigos de Darío abrazaba tierna y mortalmente en los inviernos solitarios.

Dicen que la Luna está menguando en los versos de poetas frustrados que anhelan acariciar el mundo que han forjado e inutilmente fusionar con esta gris realidad que al más fuerte aunque de moral baja premia y le escupe al más bueno por débil, que flaquea cuando su alma está cayendo en el abismo del que algunos estamos por salir.

Dicen que la Luna está menguando, para los enamorados.
Para Romeo que divide a las estrellas en un gran ejército y manda a cada una de ellas buscar a la amada Julieta que se esconde en su balcón.
Silenciosa espera a que la noche traiga consigo a su amante.

Dicen que la Luna está menguando y la verdad no les creo.
Pues ésta noche es la noche en que la luna deja su disfraz de musa inspiradora y toma el lugar de inquisidora siguiendo mis pasos para refugiarme entre sombras pero sus tétricas carcajadas siempre logran encontrarme.

Dicen que La luna está menguando y me catalogan de loca por no creerlo.
Yo les digo que la Luna no está en el firmamento para que la vean más hermosa, está allí para castigarme con su dantesca sonrisa, burlona que se pierde cuando las nubes la reprenden, que aparece mientras éstas se desangran por retarla.

...y sigue sonriendo.






Inspirado en un escrito que Karla creó en sus tiempos de facultad.
Creo que la Luna se ríe de mi familia.

miércoles, 22 de julio de 2009

Piel.

Sincerarme es lo único que me falta.
Parar las gotas de lluvia
congelar los momentos de febrero
es algo que ya está hecho.

La vi en su aparador perfecta.
Mirando siempre al horizonte.
Encerrada en su fiel burbuja
apartada del sufrimiento.

Profanaba su hermetismo.
Escuchaba su silente agonía
con los oídos de la tirria.
Sacarla fue un impulso.

Pasos rápidos
movimientos torpes
huía de la pronta furia
de su leal custodio.

Y al verla en mi mano
temblando de terror
sus ojos me llevaron
a las noches de febrero.

Me tatué su sonrisa
me vestí de perfección
tomé sus ojos negros
y en mi rostro se vio el horizonte.

Tomé su piel dorada
abandoné como serpiente
el gastado manto que me cubría.
Me perfumé de su escencia a juventud.

Corrí a su burbuja ahora mi templo
y quieta esperé su mirada.
Con paso inseguro el guardián
al aparador se acercaba.

La mejor de mis sonrisas preparé
aunque la piel delicada de la muñeca
se quebraba lentamente
en la comisura de mis labios.

Se hacían grietas en mi cuerpo
como un campo árido
anhelante de lluvias y tan sólo
con lágrimas negras le regué.

El custodio en silencio
frente a mi se encontraba.
Impactado, con un gesto
ensombrecía la esperanza de sus ojos.

Fijé la mirada prestada
en su caudal de lágrimas
y aún con la sonrisa grabada
mi alma se fue marchitando.

Teniendo la luna como testigo
el cristal de la burbuja
cayó a los pies del protector
inmóvil que miraba...

Miraba mi cuerpo que se cubría
con la porcelana de su muñeca
que yacía trémula en el frío suelo
rodeada del cristal que yo misma irrumpí.

martes, 21 de julio de 2009

Tanto es el deseo de que me necesites que camino lejos a propósito pero no consigo llegar a ninguna parte.

Me enredo muy fácil.


Ella es Daniela.
Pocas veces habla en tercera persona.
Ama los libros porque su mente se deja llevar por las escenas que estos describen y de pronto a sus ojos todo parece tan real.
Su cumpleaños es el 13 de octubre y a veces pareciese que ese número es la cruz que debe cargar por su mala suerte en algunas cosas. Pero en realidad lo ve como un signo de fortuna.
Hay tantas y tantas cosas que se pueden decir sobre ella que en este momento no se me ocurre ninguna, sólo que mientras la vida corre para nunca ser alcanzada todo se plasma en letras deteniendo cada instante para ser preservado y así recordarlo más facilmente.
Si no te importa, dejaré que la historia continúe a como pueda.