lunes, 27 de julio de 2009

Dicen.


Dicen que la Luna está menguando y la verdad no les creo.
No les creo cuando hipnotizados funden su mirada al cielo y cobijada entre estrellas la luna se asoma, despreocupada, mirándonos con un aire de grandeza; el mismo aire frío que a los poetas con trazas de mendigos de Darío abrazaba tierna y mortalmente en los inviernos solitarios.

Dicen que la Luna está menguando en los versos de poetas frustrados que anhelan acariciar el mundo que han forjado e inutilmente fusionar con esta gris realidad que al más fuerte aunque de moral baja premia y le escupe al más bueno por débil, que flaquea cuando su alma está cayendo en el abismo del que algunos estamos por salir.

Dicen que la Luna está menguando, para los enamorados.
Para Romeo que divide a las estrellas en un gran ejército y manda a cada una de ellas buscar a la amada Julieta que se esconde en su balcón.
Silenciosa espera a que la noche traiga consigo a su amante.

Dicen que la Luna está menguando y la verdad no les creo.
Pues ésta noche es la noche en que la luna deja su disfraz de musa inspiradora y toma el lugar de inquisidora siguiendo mis pasos para refugiarme entre sombras pero sus tétricas carcajadas siempre logran encontrarme.

Dicen que La luna está menguando y me catalogan de loca por no creerlo.
Yo les digo que la Luna no está en el firmamento para que la vean más hermosa, está allí para castigarme con su dantesca sonrisa, burlona que se pierde cuando las nubes la reprenden, que aparece mientras éstas se desangran por retarla.

...y sigue sonriendo.






Inspirado en un escrito que Karla creó en sus tiempos de facultad.
Creo que la Luna se ríe de mi familia.