domingo, 18 de octubre de 2009

Dejando ir al pasado en diez prácticos pasos.

1.- Identifique su molestia.

2.- Visualice detenidamente cada aspecto negativo del objeto de su ira, molestia, enojo, frustración, etc.

3.- No se tiente el alma, simplemente deje fluir sus sentimientos deliberadamente.
Si es preciso sublevarlos, hágalo.

4.- Alimente a la hoguera con recuerdos que hayan desatado esa espiral de emociones que amargan la existencia: Cuando esa persona dijo que le amaba y en el preciso instante en que usted navegaba por las nubes, la boca de su 'amado' yacía en otra, cuando usted sólo pedía la verdad y le regresaban mil cuentos rebuscados, excusas tontas o mentiras, simplemente mentiras que hacían de la conciencia de la persona en cuestión un mar en calma. Cuando tocó su espalda, le miró a los ojos y le prometió un para siempre donde nada los perturbase, que su corazón estaba en sus manos, la vida no valía nada sin usted o aquella vez que el sángano del equipo acaparó la atención de sus amigos por robarse su idea más novedosa, cuando se le fue el camión y usted teniendo los minutos contados perdió la oportunidad de oro, cuando el profesor no le quiso aceptar el trabajo con los puntos exactos que necesitaba. Cuando todos se rieron de usted y nadie creyó en lo que podría llegar a lograr.

5.- Busque las cartas; esas que a pesar de los meses aún se pueden apreciar las lágrimas de tristeza por saber la verdad.

6.- Busque las fotografías.

7.- Sitúese en ese momento de la historia en que su vida giró de manera inesperada.

8.- Cierre los ojos, desplómece. Empápece de la nostalgia.

9.- Despierte.

10.- Diríjase a la ventana más cercana que tenga, (de preferencia que esté en el segundo piso), ábrala, tome un respiro. Si mira detrás de usted se percatará de que una enorme fila de momentos acumulados lo ha seguido desde su recorrido a la ventana.
Abrácelos, de la misma manera que abrazó a aquella persona que dejó partir.
Suelte su cuerpo poco a poco... extienda sus brazos, ahora, hágalo.
Déjelos libre, que el viento los lleve de la mano y se pierdan entre las calles que usted caminó.
Cierre los ojos, si las lágrimas brotan, que se vallan con la brisa, no interesa.

Felicidades, después de haber seguido estos sencillos diez pasos ahora puede seguir y no mire atrás.
¿Por qué? Porque aún faltan tantas cosas por sentir.